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MEMORIAS SOBRE MIS PRÁCTICAS DE RESIDENCIA EN POLIMODAL

MEMORIAS SOBRE MIS PRÁCTICAS DE RESIDENCIA EN POLIMODAL

 

 

ALUMNA: Mariela Elisa Saile

ESCUELA: 4-128 Adolfo Pérez Esquivel

CURSO DE RESIDENCIA: 1° 2º turno mañana

ESPACIO CURRICULAR: Comunicación Organizacional

PROFESOR TITULAR: Prof. Alberto Parola

TUTOR: Prof. Gustavo Gálvez

 

Introducción

“El profesor no es el saber sino el mediador del saber”.[1]

 

Mis memorias de polimodal requieren de un tiempo de reflexión y reconstrucción de los momentos vividos, ya que luego de tres años de no dar clases en 1° de polimodal, retorné para hacerlo justamente en mis prácticas de residencia. Fue todo un desafío desempolvar material que había utilizado un tiempo atrás, y otro tanto de documentos que encontré y guardé a la espera de necesitarlos. Llegó ese día, y aquí me encuentro, contando mi experiencia en un lugar que ya es conocido para mí, la escuela Adolfo Pérez Esquivel, aunque vale decirlo, el turno de la mañana es diferente del de la tarde, como si fueran ¡dos escuelas diferentes!

 

Al igual que en mis memorias de EGB3, advierto que estas hojas las he trabajado también desde el recuerdo más que desde la descripción de los materiales, o sea que es una construcción subjetiva de mi experiencia, aunque no por ello menos veraz y fiel de lo que realmente ocurrió.

 

Por el curso elegido - 2° parte-

 

La elección del curso para realizar mis prácticas de residencia merece una mención especial. Nuevamente fue todo un conflicto decidirme a hacerlas en esta escuela (ahora me pregunto por qué si fue tan positivo) y en alguno de sus primeros años  (4 divisiones en total). El primer conflicto partió de que no era ningún curso que estuviera a cargo, por lo que no conocía la clase de alumnos con los que me encontraría. Previo a esto, había tomado horas en un 3° de polimodal de otra escuela, en la que sólo tenía 7 alumnos (¡ahora son 6!),  y estaba en dudas de realizarlas allí, por el tema de las estrategias de enseñanza con ellos, etc. Cuando finalmente me dije que las haría en esta escuela, resultó que no coincidían los horarios con los profesores tutores, por lo que debí empezar la búsqueda nuevamente. Un tiempo atrás, en las mesas de julio, había tenido la oportunidad de conversar con el Prof. Alberto Parola, comunicador social a cargo de 7 cursos de los 9 que hay en la escuela para el área de comunicación. En aquella charla me animé a preguntarle si tendría inconveniente en “prestarme” algún primero para hacer mis prácticas de residencia (lo pregunté por si acaso, pero en realidad no tenía intenciones de hacerlas allí). Alberto me contestó que no habría problema, siempre y cuando respetara los temas del programa durante la práctica.

Teniendo en cuenta que no podía hacer las prácticas en el curso que yo quería, decidí volver a su ofrecimiento de horas. Ante mi pregunta: “¿cuál de los 4 cursos me recomendás para hacer las prácticas?” Alberto me respondió: “Mirá, en 1° 4° que se da los días viernes, vas a trabajar tranquila, no vas a tener problemas”. Con esta respuesta me quedé tranquila y planifiqué mi observación de clases para la próxima semana. Cuando creía que todo estaba encaminado Graciela me comenta que otra de nuestras compañeras de prácticas (tocaya mía, Mariela Reynaud) no podía hacer las prácticas otro día que no fuera el viernes, justamente en el horario que yo había elegido de clases, y ¡justo también en el curso de la misma escuela! Ante este panorama me llené de dudas, porque de los otros 3 cursos que le quedaban al profesor, el único que coincidía con los horarios de alguno de los tutores era el de los lunes a las 8 de la mañana, y era justamente el curso que otro profe del turno mañana no me había recomendado. Entonces le pedí a Graciela que me permitiera observar a ambos cursos (1°2°, “el malo” y 1°4°, “el bueno”) para poder decidirme, ya que no quería que me fuera mal con los chicos, pero tampoco quería dejar sin posibilidades a mi compañera del profesorado. Así fue que visité la escuela en más de 3 oportunidades para “ver” los cursos. Primero observé el “bueno” y me pareció sumamente apagado, quizá porque justamente había faltado la mitad del curso, pues  era el día posterior al festejo por el día del estudiante. Luego de observar este curso me dirigí a observar el curso “malo” y la profe que estaba a cargo me comentó todo lo contrario al anterior profesor: “…si querés lucir tus clases hacelas acá, que los chicos se van a pelear por participar…”. Con más dudas que certezas salí del curso y me encontré con la jefa del departamento de orientación psicopedagógico, quien me reiteró las virtudes del 1° 2°, y me convenció para hacerlas allí…

 

La interacción con los chicos desde la observación a las prácticas


Luego de las peripecias vividas para elegir el curso de mi residencia, me dispuse a hacer la visita formal para la observación de clase (en realidad fue como la tercera visita al curso). Realicé la tarea el 28 de septiembre a las 8 de la mañana (esa tarde empezaba las prácticas en 9°) y me llamó la atención que nuevamente faltaran tantos alumnos, alrededor de 8, que es bastante considerando que el curso tiene 31 alumnos. Esta situación de inasistencias se repitió también durante las 4 clases de prácticas, por lo que trabajé con alrededor de 25 alumnos por vez, aunque rotaban cada clase, lo que dificultó que algunos se engancharan en el tema que se estaba dando. Es más, debí presentarme las cuatro clases porque siempre había algún alumno que no había venido la clase anterior.

 

La clase se desarrolló de manera bastante tranquila. Con Alberto previamente habíamos arreglado que yo daría los conceptos de comunicación externa, identidad e imagen, y soportes publicitarios, entre otros. Con este arreglo previo, Alberto hizo una muy positiva introducción a lo que yo daría, respetando de no dar nada de lo que habíamos coordinado dar en mi primera clase. El tema dado fue: contextos socioculturales, políticos y económicos de la comunicación externa, un marco sociológico y de perspectiva crítica, que de alguna manera definió un tanto la mirada con la que debí encarar las siguientes clases.

 

Para dar el tema el profesor se valió de un texto de Pacho O’Donell y luego de la exposición oral. Además hizo un repaso del modelo semiótico de comunicación, y relacionó la temática del consumo actual con el contexto histórico del país. Luego de la exposición oral, los chicos realizaron una actividad escrita a modo de cierre del tema. Esta actividad fue leída en forma oral por los grupos y se hizo el cierre del tema para introducir lo que daría yo en la próxima clase.  Durante la clase sobresalió un alumno que hacía reflexiones muy interesantes en torno al tema que inició el profesor, pero lamentablemente estuvo en una o dos clases mías, por lo que se sintió la ausencia de sus aportes.

 

Debo aclarar que la interacción al inicio de las prácticas fue un poco pobre, los chicos no participaban demasiado. Eso, sumado a la situación de las inasistencias, y quizá un poco de vergüenza ante mi presencia, apagó un poco las estrategias. No obstante, en la última clase logramos acercarnos en lo que considero una verdadera relación de docente – alumno. Lástima que fue la última clase…

 

El contenido escolar: demasiados temas e ideas, poco tiempo…

 

Uno de los problemas centrales que debimos enfrentar con mi compañera Maricarmen (con quien preparamos juntas las clases y materiales, aunque cada una lo hizo en cursos diferentes) fue el recorte de temas y actividades a realizar. En varias oportunidades Graciela nos comentó sobre este punto, haciendo hincapié en que era mejor profundizar en pocos temas que dar muchos temas pero superficialmente. Durante las 4 clases trabajamos sobre este aspecto del recorte de temas, siempre con el aporte de Graciela para lograrlo.

 

Para la primera clase decidimos empezar con un concepto central del trimestre: el concepto de comunicación externa. A partir de esta definición se entrelazaban conjuntamente los demás temas que planificamos. Para dar el concepto recurrimos a un material básico, un afiche con el concepto que los chicos copiaron en su carpeta, a continuación del tema visto con el Prof. Varela. Luego de esta tarea, dividí el curso en grupos de 4 o 5 personas y les entregué diversos casos para que leyeran y luego respondieran una pregunta. La idea era introducir el tema de la identidad y la imagen corporativa a partir de la propia experiencia, ya que, según evaluamos, consideramos que se sentirían más identificados con esta modalidad. Los casos entregados eran sobre la misma escuela, el club Godoy Cruz Antonio Tomba (pensado más para los varones aunque finalmente le tocó a un grupo de chicas) y sobre Greenpeace.  Luego de que los chicos leyeran el texto  y respondieran la pregunta ubicada al pie del caso, entregué a cada grupo los casos de los otros chicos, para que estuvieran al tanto de lo que hablaran los demás. Como mencioné más arriba, faltaron más de 6 personas ese día, por lo que el curso estuvo un tanto apagado y no demasiado participativo, no sé si por el horario, si era porque tenían vergüenza de hablarme o porque no les interesaba demasiado el tema.  No obstante los aportes de cada grupo en relación al tema que les había tocado fue muy interesante y hubo algo particular para destacar: a las chicas que les tocó sobre el club Antonio Tomba propusieron ideas muy valiosas para “mejorar” la imagen del equipo, pero les valió de muchas críticas por parte de los varones, lo que denota la postura, incluso en la escuela, acerca de que sobre algunos temas sólo saben los “hombres”. Ante esta situación, también llamó la atención que chicas de otros grupos no defendieran a sus compañeras, aunque sólo fuera por el género. Luego de este intercambio de ideas, procedí a darles los conceptos de identidad e imagen corporativa, que los alumnos tenían en la fotocopia después del caso.

 

En la última parte de la clase vimos un tema más entretenido: identidad visual. Para iniciar el tema realizamos un juego de adivinanzas en el que a través de una estructura de cartulina pegada en el pizarrón, iba sacando de a poco algunas marcas muy conocidas y que los chicos debían adivinar. Cada una de las marcas fueron adivinadas por motivos diferentes: colores, formas, tipo de letras, etc. lo que me permitió perfectamente dar pie a los distintos componentes de la identidad visual: nombre, logotipo, isotipo, slogan y gama cromática. Para conceptualizar este tema le entregue a los chicos una fotocopia con cada uno de los conceptos, más 3 marcas que adivinaron en el juego y para el que debieron completar sus elementos correspondientes. Este documento me lo llevé a casa para asegurarme que hubieran completado correctamente los componentes.

 

Para la segunda semana inicié la clase con una actividad sobre gama cromática que había quedado pendiente de la clase anterior. La tarea consistía en un juego en el que los chicos, divididos en grupos, recibían marcas (en su mayoría muy conocidas) en blanco y negro, y debían pintarles los colores originales. Para pintar les entregué fibras y colores de todo tipo,  manera tal que pudieran pintar las marcas que les tocaran. Los chicos se prendieron muchísimo, se peleaban por las marcas, discutían, ¡hasta gritaban para hacerlo!, etc. El premio era positivo para quien utilizara los colores correctos aunque no su ubicación, y 10 para quien hiciera bien las dos cosas (ubicación y colores). Luego de 20 minutos, hicimos la puesta en común en la que mostré las marcas en sus colores originales. Cuando lo hice, los chicos se rieron mucho de los errores cometidos, especialmente de marcas que muy conocidas (por ej. para la marca de Pepsi ubicaron los colores azul y rojo al revés. A Maricarmen le ocurrió exactamente lo mismo en su curso).

 

En la segunda parte de la clase iniciamos un nuevo tema, la historia de la publicidad en Argentina. Este tema decidimos darlo a través del cañón multimedia, con una presentación en Power Point compuesta de textos, música, imágenes y videos. A lo largo de la proyección de la presentación los chicos debían completar una guía de actividades sobre algunos aspectos importantes de la proyección. Al final de la proyección hicimos la puesta en común de lo que habían completado. Debo decir que los chicos prestaron atención a cada cosa que dije, supieron contextualizar los acontecimientos, se rieron antes las publicidades “antiguas” y recordaron otras de su niñez, lo que me permite pensar que les gustó el tema y la manera en que fue abordado.

 

La tercera clase abordó el tema de la historia de la publicidad en el mundo, para la que elegimos un video un tanto antiguo, pero muy efectivo, realizado por la Televisión de España. El capítulo pertenece al programa Saber Saber y realiza un recorrido histórico desde de los primeros textos publicitarios hasta la era del consumo en la actualidad. Para la proyección del video utilicé la misma modalidad de complementarla con una guía de actividades, pero que no debían completar durante el video, sino posteriormente, puesto que el objetivo era trabajar desde el análisis y el perfil crítico las temáticas planteadas por el capítulo. Con esta actividad cerré la clase, con la consigna de hacer un par de puntos de la guía en casa.

 

En la última clase retomé la guía de la anterior clase y en forma oral repasamos los puntos que había encargado para la casa. Nuevamente, al faltar varios chicos entre clase y clase, algunos no tenían la guía, otros no sabían que había que hacer, otros traían la anterior guía, etc. lo que complicaba un tanto el avance del tema. Finalizado este punto, comenzamos el último tema de las prácticas, soportes publicitarios. Para el inicio del tema partí desde el concepto en el pizarrón y un enorme afiche con todos los soportes publicitarios utilizados hasta el momento. Los alumnos acompañaron la explicación con un juego completo de fotocopias sobre los soportes. La parte práctica del tema fue, a mi parecer, ¡una de las mejores clases de la práctica y otras que he tenido! La idea consistió en repartirle un caso a cada uno de los grupos conformados, en el que debían vender un producto X, a partir de los diversos soportes. El producto era una esponja, que entregué a cada grupo para que pudieran observarla, tocarla, palparla, etc. Según el soporte que les tocó a cada uno (TV, radio, diarios, promoción en punto de venta) llevé elementos que les sirvieran para la elaboración del producto. Así fue que les entregué delantales, bowls, detergente, papel, colores, imágenes, etc. Los chicos realizaron excelentes trabajos en tiempo récord, y no tuvieron vergüenza de ponerse el delantal (especialmente los varones) e improvisar los textos para cada soporte.  Realmente me gustó mucho la forma de apropiación del contenido porque los chicos estaban muy al tanto de los diversos soportes, y yo colaboré en la construcción de lo conceptual, pues en su vida cotidiana encuentran mucho de ello.

 

El equipo de trabajo en las prácticas

 

Para el caso de las prácticas en Polimodal me fue asignado como tutor el Prof. Gustavo Gálvez, a quien conocía de vista durante el cursado del profesorado. Durante su observación en las últimas tres clases (porque en la primera no pudo ir y estuvo en su lugar  Graciela), debo decir que estuve muy cómoda porque pude trabajar tranquila, aunque a veces la seriedad de Gustavo me hacía pensar que estaba haciendo ¡todo mal! Sin embargo, en la devolución al finalizar, sus aportes fueron muy constructivos. Además, debo agradecer la ayuda del Prof. Parola, quien colaboró con el armado del cañón multimedia, en aplacar los ánimos de los chicos cuando estaban alterados, etc. y que siempre apoyó todo el material y los contenidos de la manera en que los trabajé, sin ponerme nunca ningún tipo de barrera para con la clase.



[1] Cita extraída de libro de Francesco Tonucci, pedagogo italiano.   

 

1 comentario

Jordan 6 -

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